Vaya, vaya, parece ser que la Guardia Civil está sedienta de sangre. Han entrado en Ciñera (León) como si fuera Pedro en su casa, con armas no reglamentarias, dando patadas a las puertas, deteniendo a la gente sin ton ni son y sin ningún motivo. Disparan indiscrimidamente cerca del colegio y los parques infantiles y prácticamente la gente no puede ir tranquila por la calle.
Vergüenza les tendrían que dar.
Pero os voy a contar una historia: un amigo poco familiarizado con la lucha contra el estado policial, mientras cenábamos dijo que son TRABAJADORES y que cumplen con unas órdenes y añadió el cuento de un antidisturbio que estuvo en los 80 en Euskadi. "Pobrecito, -me decía este amigo-, casi se lo cargan en unas revueltas..."
¡Ejem! Pregúntale a toda la gente que estamos sufriendo este atropello día sí y día también.
Solidaricémonos con el PUEBLO MINERO.
ÁNIMO, SALUD Y RESISTENCIA.
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